Escuchar música no es algo fácil. ¿Y por qué digo esto? Porque no es lo mismo oír y escuchar. Muchas veces ya lo hemos comentado durante las clases y si me voy a las definiciones de ambas palabras las diferencias son claras:
Más acostumbrados a la primera acción, la segunda en muchos casos no la valoramos lo suficiente. Y es aquí donde en esta entrada quiero dar esa importancia a escuchar, aprender a escuchar. Aunque aquí sólo voy a hablar sobre la escucha musical; quien sabe si esto nos puede ayudar a escuchar todo lo que sucede a nuestro alrededor con esa atención que se merece: familia, amigos, personas, conocidos y desconocidos, animales, viento, lluvia… y porque no, también el silencio.
Por ello, es necesario escuchar la música desde una actitud activa, que requiere mayor esfuerzo, pero que es la que más nos enriquecerá y nos dará una mayor comprensión y capacidad de crítica musical.
Aquí van algunas pautas para convertirte en un/a buen/a oyente:
1. - Escuchar con atención y de manera concentrada.
2. - Ser tolerante ante cualquier tipo de música.
3. - No juzgarla con una simple audición. Hay que tener en cuenta que para una buena comprensión y análisis será necesario escuchar la obra varias veces, prestando atención en cada una de ellas a aspectos diferentes.
4. - Aprender a escuchar música es una capacidad que se adquiere con la experiencia y el aprendizaje. Cuanto más se conoce el tema de la música, más grande será el goce al escucharla y la capacidad de crítica.
Si somos capaces de escuchar podríamos entrar en algunos de los diferentes niveles de los que hablan en este video. ¿En qué nivel te encuentras?